Ya te lo dijo: el lenguaje silencioso de los actos

Ya te lo dijo: el lenguaje silencioso de los actos

¿Cuántas veces insististe en buscar respuestas donde ya estaba todo dicho?

Y no con palabras, sino con lo más evidente: los actos.

“¿Por qué no me llama?”, “¿Me quiere o solo me usa?”, “¿Por qué siempre cancela nuestros planes?”
Preguntas como esas no necesitan explicación. Necesitan valentía.

Porque muchas veces, aunque no queramos aceptarlo, la respuesta ya está ahí. Y ya nos la dieron.

El autoengaño que más duele

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y en las relaciones, eso se repite hasta el cansancio.

Te esforzás por hablar, por entender, por justificar… cuando en realidad, lo que necesitás es creerle al otro. Creerle lo que hace, no lo que dice.

Y sí, eso rompe. Porque desarma la fantasía que nos tejimos con tanto esmero.

Pero si querés una vida emocional auténtica, tenés que enamorarte de la verdad. Aunque duela. Aunque no sea la historia que imaginaste.

Cuando el amor no es correspondido

No hay charla pendiente, ni cierre necesario, cuando ya todo está dicho con silencios, ausencias, frialdad y falta de iniciativa.

“Es más hermosa la verdad que el fingimiento del amor”, decía Emerson. Y tenía razón.

Aunque esa verdad nos parta, nos libera. Y elegir verla es un acto de dignidad.

Si alguien no te llama, no te busca, no se involucra, no te elige… ya te lo dijo.
La pregunta no es si te quiere. La verdadera pregunta es: ¿así como es, te alcanza?

Aceptar, decidir, avanzar

Cuando aceptás a alguien tal como es, se abre una bifurcación:

  • Podés elegir quererlo igual (aunque te duela).

  • O podés soltarlo con amor, sabiendo que no es por ahí.

Y eso no te convierte en mala persona. Te convierte en alguien que elige salud, verdad y coherencia.

Porque la vida es demasiado corta como para seguir esperando que el otro cambie.

El cambio real no se negocia

Si alguien te dice: “Voy a cambiar, te lo prometo”, pero lo hace por darte el gusto y no por convicción… ese cambio no dura. No es real.

Los cambios verdaderos no se imponen, no se mendigan, no se pactan desde el sacrificio.
Surgen de adentro, desde la propia evolución.

Y si no están ahí, lo mejor que podés hacer es soltar.

Porque cuando soltás lo falso, hacés lugar para lo verdadero. Y eso… también es amor.

 

El primer paso hacia la verdad

¿Sentís que estás insistiendo en una relación donde ya todo está dicho?
¿Querés dejar de justificar lo injustificable?

Agendá tu sesión gratuita de descubrimiento emocional


Te acompaño a mirar lo que duele… para que puedas caminar lo que sigue.

Deja una respuesta