nadie va a venir
Nadie va a venir a salvarte. El camino hacia una vida plena empieza cuando asumas tu propio rescate.

Nadie va a venir: El llamado a tu propio rescate

Hay un momento clave en el camino de cualquier persona que busca sanar, crecer y despertar: ese instante silencioso donde uno comprende, no desde la teoría sino desde las entrañas, que nadie va a venir a rescatarnos.

No hablo de resignación. Hablo de libertad.

La espera eterna

Durante años, muchxs de nosotrxs nos quedamos en la orilla, esperando que algo o alguien nos saque del agua. Esperamos que cambie la pareja, que llegue el laburo soñado, que un terapeuta diga la frase perfecta, que nuestros viejos nos pidan perdón, que el dolor se esfume solo.

Y mientras esperamos, nos inmovilizamos. Nos llenamos de excusas, de historias viejas, de miedos heredados. Pensamos que «cuando pase tal cosa, entonces voy a ser feliz». Pero esa espera se vuelve una forma de huida. Una excusa para no hacernos cargo de lo que nos corresponde: nuestro propio poder.

El punto de quiebre

Algo cambia cuando de verdad, con el alma abierta y un poco rota, decimos: «nadie va a venir». Ese es el verdadero despertar. Porque en ese instante, lo que parece un abismo se convierte en un portal.

Ahí nace la posibilidad de elegirnos. De hacernos cargo. De mirar nuestras heridas sin culpas ni adornos, y decidir: ¡hasta acá llegó mi espera! Hoy empiezo a caminar.

El inicio del amor propio

Darte cuenta de que nadie va a venir no es una tragedia. Es el primer acto de amor propio real. Porque en ese momento decidís ser vos quien se abrace, quien se escuche, quien se acoja con paciencia y se diga: «Estoy con vos, no te voy a dejar solo más».

No es un camino fácil, pero sí profundamente liberador. Implica madurar, dejar de culpar, reconocer que lo que me pasa puede no ser mi culpa, pero sí es mi responsabilidad.

Un compromiso profundo

Nadie va a venir a salvarte, porque vos sos el salvador que esperabas. Vos sos quien puede sanar la historia, resignificar el dolor, sembrar algo nuevo sobre los escombros. No estás solx: estás con vos. Y eso ya es un montón.

Hoy es un buen día para dejar de esperar. Para abrazar tu historia, con luces y sombras. Y empezar a construir, paso a paso, una vida más fiel a lo que tu alma anhela.

Porque cuando dejás de esperar que alguien venga, empezás a encontrarte con lo que siempre estuvo dentro: tu verdadero poder.

 

El primer paso hacia vos

¿Te resonó este mensaje? Contame qué parte te tocó y compartilo con alguien que todavía está esperando. Capaz este sea su momento de despertar.

 

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